sábado, 29 de enero de 2011

La difamación

Glorificado sea Allah que descendió como una misericordia el Islam. Una forma de vida para la educación y purificación del individuo y de la sociedad. No existe enfermedad en el carácter o en la sociedad, que el Islam no haya proporcionado un remedio para alcanzar la salud. Una de las enfermedades que el Islam menciona que deben ser evidenciadas, enfrentadas y curadas, es la difamación y la calumnia.

¡Hermanos! La consecuencia de las habladurías, de la lengua indecente que habla en vano, es un castigo terrible. Hay palabras vedadas y prohibidas, y muchas de ellas llevan incluso a la incredulidad, otras conducen al enojo de Allah. Todo esto como consecuencia de las habladurías y las mentiras, de hablar mal de otra persona en su ausencia, de los insultos y las maldiciones. El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Allah detesta al charlatán perverso”. ¡Hermanos! Teman a Allah y cuiden su lengua, pues las palabras que se dicen en vano tendrán una terrible consecuencia. En un Hadiz registrado en el Musnad del Imam Ahmad, Mu‘âdh ibn Yabal  narró: Le dije al Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): ‘¡Mensajero de Allah! Dime alguna acción que me haga entrar al Paraíso y me aleje del Fuego’. Dijo: ‘¡Has preguntado algo importante! Pero es fácil para quien Allah guía: Adora a Allah sin asociarle nada, haz la oración, paga el Zakat, ayuna el mes de Ramadán, y peregrina a la Casa Sagrada si tienes medios para ello’. Después me dijo: ‘¿Quieres que te indique las puertas del bien? El ayuno que es una protección contra el Fuego, la caridad borra las faltas de la misma forma que el agua apaga el fuego, y la oración en lo profundo de la noche. Luego recitó: “Se levantan de sus lechos para invocar a su Señor con temor y anhelo, y dan en caridad parte de lo que le hemos proveído. Nadie sabe la alegría que le espera [a los piadosos] como recompensa por lo que hicieron”. (32:16-17)
Después dijo: ‘¿Quieres que te informe cuál es la esencia de este asunto, su fundamento y su eje?’ Dije: ‘¡Claro que sí, Mensajero de Allah!’. Dijo: ‘¡La esencia es el Islam, su fundamento es la oración, y su eje es el esfuerzo por la causa de Allah! ¿Y quieres que te informe sobre el soporte de todo esto?’. Dije: ‘¡Claro que sí, Mensajero de Allah!’. Y agarrándose la lengua, el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: ‘¡Cuida ésta!’. Y yo le pregunté: ‘¿Mensajero de Allah, es que seremos juzgados por lo que decimos?’. Y contestó: ‘La gente será precipitada de bruces en el Fuego por las calumnias que pronuncian sus lenguas’.”
Lamentablemente, hay personas que han tomado como hábito las conjeturas y la difamación, hábitos que han llegado a ser parte inseparable de sus vidas, tales como alimentar sospechas sobre los demás, entrometerse en los asuntos de otros o intentar enterarse de asuntos privados que no les conciernen y calumniar: cotillear y hablar de los demás a sus espaldas.

En las enseñanzas del Corán no hay lugar para esta clase de comportamiento impropio y Allāh(SWT) ordena a los creyentes que lo eviten:

¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Evitad la mayoría de las conjeturas [sobre otra gente] – pues, ciertamente, una parte de [esas] conjeturas es [en sí] pecado; y no os espiéis unos a otros, ni murmuréis unos de otros. ¿Le gustaría a alguno de vosotros comer la carne de su hermano muerto? ¡Os resultaría repugnante! Y sed conscientes de Dios. ¡Realmente, Dios acepta el arrepentimiento y es dispensador de gracia! (Sura Las habitaciones privadas 49: 12) 

[El Corán iguala a la habladuría (chisme o difamación) con el consumo de la carne de un hermano muerto.] 

Anas ibn Malik relató que el santo Profeta Muhammad(saws)dijo:
"En la noche de mi ascenso al Cielo (Mirách) pasé junto algunas gentes cuyas uñas eran de cobre y estaban arañando sus rostros y pechos con ellas. Pregunté al ángel Gabriel: ¿Quiénes son ellos? Y respondió: Éstas son gente que solía comer la carne de otros hombres al poner en duda su honor y respetabilidad."

Abu DaudSamura ibn Yundub dijo: “El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) soñó que dos ángeles lo llevaban en un viaje celestial y pasaron al lado de un hombre acostado y otro lo golpeaba con cadenas de hierro y le estiraba un lado de su boca y se la estiraba  hasta romperle toda la cara, luego lo tomaba del otro lado y repetía lo mismo. Entonces su boca volvía a la normalidad y repetía el castigo una y otra vez. Entonces el Profeta preguntó de qué se trataba y los ángeles respondieron que ese hombre era un mentiroso difamador y ese era el castigo de Allah hasta el Día de la Resurrección”.

Abu Huraira relató que el Profeta Muhammad(saws)dijo:
"¿Sabéis lo que es difamar?"
Y le fue respondido: "Alá y su mensajero lo saben mejor." Entonces él dijo:
"El decir algo sobre su hermano y que le disgusta."
Alguien preguntó: "¿Pero si mi hermano es tal como lo digo?" Él respondió:
"Y si él fuera como decís, entonces sois culpables de difamar, y si no fuera lo que vosotros decís entonces sois culpables de calumnia (que es peor que la difamación)."
Muslim

Yabir reportó que el santo Profeta Muhammad(saws)dijo:
"Si un musulmán deshonra a otro musulmán en un lugar donde su honor está en riesgo o en perjuicio, entonces el Todopoderoso lo deshonrará cuando necesite la ayuda de Alá; y si un musulmán ayuda a otro musulmán cuando su honor está en riego o en perjuicio, entonces el Todopoderoso lo ayudará cuando necesite la ayuda de Alá."
Abu Daud

[Éste hadiz nos enseña que si alguien está siendo ridiculizado o difamado en nuestra presencia, debemos defender su honor. Si nosotros no lo hacemos, nos privaremos para siempre de la ayuda necesaria de Alá y de Su misericordia]

¡Oh hermanos musulmanes! Cuiden su lengua, no le den rienda suelta, porque eso acarrea malas consecuencias y lamento en este mundo y el más allá. Dice una frase de sabiduría popular: “El hombre es esclavo de sus palabras, pero rey de sus silencios”. Cuando se vean tentados ha hablar de otra persona, que está ausente, recuerden las palabras de Allah: “No pronuncia palabra alguna sin que a su lado esté presente un ángel observador que la registre”. (50: 18)

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